El pintor con el que hoy comienzo mis entradas se hace llamar Lucong y nació a finales de los 70 en Shanghai. Aunque era un niño que disfrutaba de ciertas comodidades, un halo de tristeza acostumbraba a flotar sobre su existencia. Pero a finales de los 80 emigró a Muscatine –una localidad de Iowa en los Estados Unidos- y su mundo cambió. Los padres de Lucong eran científicos por lo que su licenciatura en Biología con 22 años no sorprendió a nadie en la familia. Pero entonces el joven –ya emancipado- dio un giro a su vida, se trasladó a Denver, alquiló un pequeño estudio y se dispuso a pintar. No había llegado a la treintena cuando su nombre ya aparecía en listados de jóvenes artistas prometedores. Hoy ha cruzado el Atlántico y ha llegado –fijaos que cosas- a este blog.
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