Amiguitos, ayer sábado me regalé una sesión de cine de temática y nacionalidad variada, y como os podéis imaginar, voy a haceros un completo resumen de lo que dio de sí la cinéfila tarde. La primera película que vi fue la coreana Bushinsaba –significa Ouija-, una notable cinta de terror que, si bien no es que parta de un argumento demasiado original que digamos, está bien rodada y goza –a mi entender- de unas actuaciones convincentes.
Al principio de la película vemos como tres amigas comandadas por una tal Yoo-jin a las que al parecer acosan y humillan algunas compañeras de clase, convocan a un espíritu que las defienda. Y ya se sabe que estas cosas comienzan como un juego pero no se sabe -¿o sí?- como acaban. Total, que una de las acosadoras es encontrada muerta. Al parecer se ha suicidado echándose combustible en la cabeza y prendiéndose fuego. Al principio Yoo-jin no imagina que ella y sus conjuros tengan algo que ver, pero más tarde se suicida otra chica... y luego otra, y el que ella esté siempre cerca cuando ocurren estas desgracias, sumado a ciertos cambios físicos y psíquicos que está sufriendo, le hace plantearse que algo terrorífico está ocurriendo y ella es de alguna manera la culpable. Entonces al colegio llega una nueva profesora de dibujo y Yoo-jin sólo parece encontrar consuelo buscando su apoyo.
A estas alturas ya nos hemos enterado de que hace años pasó algo en el colegio, algo que finalizó con la muerte trágica de una alumna que acabó... ardiendo. ¿Qué ocurrió realmente?, ¿que grado de culpabilidad o implicación tiene la actual Dirección de la escuela? Y la profesora que ayuda a Yoo-jin, ¿qué tiene que ver en todo esto? Sí tenéis ocasión y os gustan las cintas de terror orientales más psicológicas que sangrientas, tenéis que ver Bushinsaba. Desconozco si Hollywood ya ha hecho o está preparando su versión –de hecho, la original es de una subsidiaria coreana de Disney Pictures-, pero no me extrañaría nada que lo hiciese.
Ayer tarde, esta historia de un profesor con fornicofilia –que disfruta observando relaciones sexuales- producto de un trauma infantil al que abandonó su esposa, que mantiene una relación con una alumna bisexual y tiene un padre accidentado y sátiro que obliga a su sufrida y sui generis enfermera a satisfacer sus caprichos eróticos, me pareció aburrida y un pretexto del controvertido director italiano para darle una pretendida profundidad argumental a una cinta en la que volcar todas sus obsesiones y así construir un mero producto para voyeurs.
En fin, que os recomiendo la primera –que una vez más vi en versión original coreana, lo que tiene su mérito- y pido un sonoro abucheo para la segunda, a no ser que pretendáis pasar un rato dedicados al onanismo disfrazado de intelectualidad.
La segunda cinta de la sesión fue la italiana El hombre que mira y lo cierto es que, tal como me ocurrió con Interior de un convento de Borowczyk, era mayor la expectativa basada en el recuerdo que la realidad de lo que me encontré.
Ciertamente, la visión de esta cinta hace unos años me impactó. Digamos que, hasta ese instante, estaba acostumbrado a ver películas eróticas –incluso de alto contenido sexual en ocasiones- y películas pura y llanamente pornográficas. Sin embargo, los realizadores no acostumbraban a cruzar la línea –todo lo delgada que queráis- entre ambas. Pero amiguitos, un buen día descubrí a Tinto Brass y a sus particulares maneras a la hora de rodar. En esta cinta - basada en una novela de Alberto Moravia- me encontré con una historia que, aún no pudiéndose catalogar como un típico producto de cine X, estaba llena de primeros planos de labios vaginales, penes en erección, velludos pubis, grandes traseros y masturbaciones de ambos sexos. Era –luego me enteré- la manera en la que Brass se mofaba de la hipocresía del cine para masas, pero a mi me rompió los esquemas.
Ayer tarde, esta historia de un profesor con fornicofilia –que disfruta observando relaciones sexuales- producto de un trauma infantil al que abandonó su esposa, que mantiene una relación con una alumna bisexual y tiene un padre accidentado y sátiro que obliga a su sufrida y sui generis enfermera a satisfacer sus caprichos eróticos, me pareció aburrida y un pretexto del controvertido director italiano para darle una pretendida profundidad argumental a una cinta en la que volcar todas sus obsesiones y así construir un mero producto para voyeurs.
En fin, que os recomiendo la primera –que una vez más vi en versión original coreana, lo que tiene su mérito- y pido un sonoro abucheo para la segunda, a no ser que pretendáis pasar un rato dedicados al onanismo disfrazado de intelectualidad.
esta pelicula, Luopmo che guarda, es una buena pelicula, no es una intension de disfrazar nada de nada, este director, tinto brass, fue el creador de Caligula tambien, es un gran director de un genero casi olvidado, el cine erotico.
ResponderEliminarNo me malinterprete usted. No seré yo quien hable mal del cine erótico -dese una vuelta por el blog y se dará cuenta de ello-, lo que digo es que no me gustan los realizadores que pretenden darle trasfondo filosófico o pretenidamente profundo a sus obras. Si lo que quiero es mostrar culos y tetas, lo hago y punto, no tengo que disfrazarlo.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por participar en mi espacio. Voy a darme una vuelta por el de usted.