Inicio el domingo con una reseña dedicada al artista zamorano Jesús Molina, uno de los pintores que participaron en el pabellón español de la Exposición Universal de París en 1937 en donde Picasso presentó su Guernika. Autor de una obra que evolucionó de un estilo figurativo a un expresionismo de colores apagados y –de ahí- al postimpresionismo colorista. Al final de su vida también tuvo una etapa abstracta –estilo que, ya os digo ahora por si no os habíais dado cuenta, no me atrae en absoluto-, pero digamos que se recuerda a Molina mucho más por sus luminosos bodegones y sensuales desnudos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario