sábado, 13 de septiembre de 2008

Hugo Chávez



Y si ayer os hablaba de Hugo Chávez, ese peón sin maneras ni educación que deambula irresponsablemente sobre un confuso escenario de provocaciones, me entero de que –siguiendo con sus gestos de apoyo a la situación que vive su amigo Evo Morales, otro salvapatrias iluminado- utilizó su canal de televisión para, en el más puro estilo de pistolero fantoche de viejo western norteamericano, darle al embajador de los Estados Unidos en Caracas 72 horas para abandonar Venezuela. No contento con esta provocación, Chávez añadió “yankees de mierda, váyanse al carajo una y cien veces”. Impresionante.

A mi, este tipo me recuerda a uno de esos bravucones de patio de colegio al que muchos le ríen sus ocurrencias pretendidamente graciosas y al que no le importan aquellos a los que cae mal porque sabe que tras él hay alguien mayor y más fuerte –en este caso el alumno del curso superior se llama Vladimir Putin- que le defiende. Lo que al parecer desconoce Chávez es que los que le aplauden las salidas de tono lo hacen por miedo y que ese amigo poderoso que tiene a sus espaldas le utilizará hasta que deje de serle útil.
Quizás me equivoco y a lo mejor Chávez ya sabe eso y –simplemente- le importa un bledo, consciente de la pretendida inmunidad que le otorga detentar el control de las inmensas reservas de crudo de su país pero, amiguitos, de más altos han caído y puede que llegue un día en el que aparezca en el patio del colegio alguien suficientemente valiente o inconsciente –para el caso será igual- que no se limite a emular al Rey Juan Carlos I y pedirle que calle su bocaza, sino alguien que decida –quizás con la ayuda de Putin, los Estados Unidos o ambos- cerrársela para siempre.

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