A ver si es verdad y por fin se va el bochorno. Ya tengo ganas de hacer alguna excursión al bosque para admirar sus tonalidades ocres y disfrutar del aroma húmedo de la hojarasca. Claro que no llego a los extremos de mi prima, la de Ripoll, que se dedica a buscar setas de esta guisa. Siempre ha sido un poco rara esta chica.
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