Y este de aquí es Matthew Scherfenberg –probad a pronunciarlo mientras os coméis un polvorón-, un tipo que afirma de sí mismo que no se considera un artista y sí un científico o un técnico. Explica él mismo que comenzó en el Teatro, pero que como también le gustaba la fotografía y el laboratorio de revelado estaba a pocos metros del teatro, se apuntó a diversos cursos de fotografía avanzada. Con el tiempo acabó por convertirse, según sus palabras, en un “fotógrafo de Bellas Artes”. ¿Os gusta piltrafillas?
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