Sí piltrafillas, se trata de la incomparable Afrodita A. Ah..., que recuerdos. Este engendro mecánico -que a muchos de vosotros os sonará a chino-, antropomorfo y gigante, no es que me resultase en sí excesivamente sexy, pero no os podéis imaginar la de veces que en el recreo los niños tocábamos a nuestras compañeras sus incipientes tetitas al grito de ¡pechos fuera!
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