Esta es una película de personas, de sentimientos, una historia de esas que cuentan el día a día de gente –no diré normal y corriente- real, no de héroes ficticios. La cinta se llama Contra la pared, el director es un tal Fatih Akin, y en ella se cuenta la historia de Cahit, un tipo atormentado con tendencia al alcoholismo y la autodestrucción, que conoce en un centro psiquiátrico a una joven turco-alemana que ha intentado suicidarse como medio para huir de su familia, una opresiva y religiosa familia musulmana tradicional. La chica –llamada Sibel- le pide que se case con ella para así poder escapar del control de su hermano y su padre. Él –que al parecer también ha querido matarse, aunque lo niega- acepta a regañadientes tan poco usual propuesta, quizás influenciado por las palabras del psiquiatra que lo ha tratado: “Si quiere acabar con su vida, hágalo, pero no necesita morir para conseguirlo”. Pero estos juegos acostumbran a ser peligrosos, llevan asociado un precio emocional que no siempre es fácil de pagar.
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