Es la hora de que os explique algo de William Klein, neoyorquino que vino al mundo a finales de la década de los 20 en el seno de una arruinada familia de ascendencia judía. Vilipendiado por sus compañeros de colegio, con 12 añitos hizo del MOMA su segundo hogar. A los 18 se enroló en el ejército, siendo destinado a Alemania y Francia. Durante los años 50 se casó y siguió trabajando en París cultivando una pintura muy arquitectónica e influenciada por Mondrian y la Bauhaus. Sin embargo, no tardó en dedicarse a la fotografía y es en 1954, cuando regresa a Nueva York, donde decide hacer de esta disciplina artística su principal ocupación. A partir de ahí el éxito y el reconocimiento. ¿Os gusta piltrafillas?
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