jueves, 31 de julio de 2008

Irina Ionesco


Caminaba el otro día por Barcelona cuando pasé ante un escaparate en el que había diversos libros dedicados a la fotografía. Uno de ellos era de esta mujer, una tal Irina Ionesco, nacida en Rumanía en 1935 aunque su carrera se desarrolló en Francia.
Pues bien, esta mujer revolucionó la sociedad con sus enigmáticos retratos de mujeres en blanco y negro cargados de erotismo, e incorporó en los 70 a su propia hija en su muestrario de mujeres misteriosas en el que están, entre otras, Sylvia Kristel –la actriz que dio vida a Emmanuelle en el cine- o (¡aaaargh!) Norma Duval.
Nacía entonces un episodio singular de la historia de la fotografía. Ionesco fotografiaba a su hija semidesnuda o totalmente desnuda –una chiquilla de largos rizos rubios con pechos aún a medio formar- y la mostraba al público. El escándalo fue mayúsculo. Su propia hija, en edad púber, posando como las modelos adultas. La niña, de mirada lánguida, se ofrecía así al espectador demasiado maquillada para su edad y extrañamente turbadora. En aquella época el tema fue bastante escandaloso. Hoy, amiguitos, coincidiréis conmigo en que las autoridades –tal como está el mundo- no hubiesen permitido que una exposición así hubiese llegado al gran público. Yo aún diría más piltrafillas, creo que Irina hubiese acabado entre rejas.

2 comentarios:

  1. Hay mucho bicho suelto por ahí señor!
    Pagan pues como en otras cosas justos por pecadores.
    De todas maneras, prefiero mujeres a chicas puberes en el arte.
    ¿Y sabe por qué?
    Sencillo, tengo la tranquilidad al 90 % que lo hace de pleno consentimiento.
    Entre otras cosas que me callo por no alargar el tema, una pregunta:
    ¿Ud. expondría a su niña por muy foto artistica que hiciese?
    Yo desde luego no expondría a mi chaval.
    Salu2

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