martes, 29 de julio de 2008

Suquet de pescado


Bueno amiguitos, antes de comenzar con una nueva receta os advierto que, esta vez, es muy importante contar con ingredientes frescos y de calidad. Uno de ellos es el rape. Podéis aprovechar el día en que esté bien de precio para comprar uno bien bonito y hacer más cantidad de lo normal para así tener raciones de reserva para el futuro. Esas raciones las podéis congelar sin ningún problema hasta el día en que queráis repetir. Vamos allá piltrafillas.


El plato de hoy será un Suquet de pescado, fácil de hacer -como todo lo que os explico-, y bueno de verdad. Y para haceros más sencilla la elaboración -ya veis si soy amable- os voy a dividir la receta en pasos.
Así pues:
1- En una cazuela poner aceite, varios dientes de ajo y unas rebanadas de pan seco. Cuando los ajos estén dorados, retirarlos con el pan y poner en un mortero para machacarlo todo junto a un puñado de almendras, un manojo de perejil fresco y una generosa cucharada de pimentón dulce.
2- En el mismo aceite, dar unas vueltas a unas cinco o seis gambas, justo para darles color y que pierdan algo de líquido. Hecho esto, las reservaremos.
3- En ese mismo aceite perfumado de ajo y esencia de gamba echaremos unas cucharadas de harina y procederemos como si quisiéramos hacer una bechamel, sólo que en lugar de leche iremos añadiendo caldo de pescado.
4- Hecho esto, tiraremos a la cazuela unas cuantas patatas peladas y cortadas a trozos y añadiremos agua hasta cubrirlas.
5- A los diez minutos de la cocción, añadiremos la rodajas de rape, unos mejillones, las gambas reservadas del paso 2, la picada del paso 1, unos cuantos guisantes, unos dados de atún fresco y un vasito de vino blanco. Rectificaremos de sal y coceremos el conjunto unos diez minutos más con la cazuela tapada.
6- Este paso no es obligatorio, aunque sí recomendado. Se trata de dejar que el Suquet repose una noche, y comerlo al día siguiente, inmediatamente después de calentar de nuevo. Yo, de vosotros, acompañaría el plato con un vino blanco semi-dulce muy pero que muy frío. Ah, y mojad el pan que queráis, que por una vez no hace daño.

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