Amiguitos, este artista, hijo de británico y alemana, que nació en Hamburgo pero vivió en Inglaterra la mayor parte de su vida, es Bill Brandt –quien ya hace casi 25 años que nos dejó- y comenzó su carrera en París al convertirse en ayudante de Man Ray, otro de los creadores de los que en este espacio se ha dado cuenta. Tras su etapa francesa regresa a Londres y trabaja para diversas publicaciones como fotoperiodista free-lance. En su primer libro –a mediados de los 30-denuncia las diferencias sociales entre las clases sociales británicas, la opulencia de unos y la desgracia de los otros. A finales de esa misma década recogerá las condiciones de vida de los mineros del norte del país, amenazados por el desempleo. Durante la Guerra Mundial se dedicará a documentar la vida de los londinenses en el Metro durante los bombardeos. Tras ese periodo –quizás influenciado por las penurias a las que ha asistido en todos esos años- se dedica a fotografiar paisajes y desnudos, regresando al surrealismo con que inició su carrera mezclando realidad y fantasía en sus composiciones, impregnadas de un misterio enigmático fuertemente inspirado en cineastas de la talla de Orson Welles o Alfred Hitchcock.
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