Amiguitos, la piltrafilla Klimtbalan me ha cedido cortesmente el enlace a una galería en la que he descubierto a diversos pintores y pintoras. A alguno ya le había echado el ojo y tenía intención de hablaros de él en un futuro no muy lejano. Sin embargo, a otros les he descubierto hoy mismo. Es el caso de Jocelyn Hobbie, una pintora neoyorquina especializada en la representación de la figura femenina que estudió en Rhode Island y Florencia. Es una habitual de diferentes y variadas galerías de Nueva York.
sábado, 31 de enero de 2009
Yo soy leyenda
Amiguitos, sirvan estas líneas como preámbulo de la siguiente reseña. Hace algunos años, un tal Richard Matheson escribió I am legend. En 1964, Vincent Price protagonizó The last man on Earth basada en dicha novela pero la mayoría de la gente –yo mismo por ejemplo- siempre ha recordado mejor la que en la década siguiente protagonizó Charlton Heston –un remake de la primera- que se tituló The Omega man.
Pues bien, en 2007 Will Smith protagonizó el “re-remake” titulado como la novela original. En esta versión, Robert Neville es uno de los científicos que ha desarrollado una vacuna contra el cáncer. Lo malo es a) que el virus utilizado para ello acaba mutando y aniquilando a la población mundial y b) que a los que no ha matado les ha convertido en una especie de zombies sedientos de sangre con excesiva fotosensibilidad. Así, mientras los infectados descansan escondidos durante el día, Robert se dedica a recorrer Nueva York intentando encontrar alimentos, supervivientes y una cura para el virus.
Lo cierto es que –aunque ya conocía el argumento y vi la película con Charlton Heston al frente hace muchos años- no recordaba como se desarrollaba la historia ni el final de ésta. También tengo que admitir que la elección de Will Smith para el papel me hacía presagiar lo peor, razón por la cual ni se me ocurrió ver esta cinta cuando se estrenó. Pero esta tarde, sin poder salir de casa por culpa de la persistente lluvia y en la necesidad de programar una sesión de cine familiar medianamente distraída y que pudiese disfrutar mi hija, me he decidido por darle al play y mirar Yo soy leyenda.
Lo cierto es que –aunque ya conocía el argumento y vi la película con Charlton Heston al frente hace muchos años- no recordaba como se desarrollaba la historia ni el final de ésta. También tengo que admitir que la elección de Will Smith para el papel me hacía presagiar lo peor, razón por la cual ni se me ocurrió ver esta cinta cuando se estrenó. Pero esta tarde, sin poder salir de casa por culpa de la persistente lluvia y en la necesidad de programar una sesión de cine familiar medianamente distraída y que pudiese disfrutar mi hija, me he decidido por darle al play y mirar Yo soy leyenda.
El veredicto de la familia Piltrafilla –incluyendo a Queen Piltrafilla, poco dada a alabar las actuaciones de Will Prince of Bel-Air Smith- es de lo más positivo. Nos ha gustado mucho. Hay emoción, algo de acción, la historia es interesante, los efectos visuales son aceptables –aunque podrían mejorarse, sobre todo en la apariencia de los zombies o de los leones de una de las escenas, claramente creados digitalmente pero de calidad discutible- y la actuación de Will Smith está muy bien, al menos en mi opinión. Así que os recomiendo que cuando necesitéis una película para pasar una amena tarde palomitera, si no la habéis visto ya, penséis en ella.
Eric Traoré
Y ahora otra delicatessen. Se trata de un tal Eric Traore, fotógrafo al que supongo francés y se dedica a la moda, la belleza y la publicidad. Ha fotografiado campañas para Hermes, Dior, Piaget, Swarovski, Kerastase o Revlon –por nombrar algunas- y publica reportajes en Vogue, Elle, French, Glamour o Harper’s Bazaar. Se trata de un artista como la copa de un pino, muy sensual y con un uso del color que me ha encantado. Por fuerza tiene que ser uno de los grandes del momento, pero aún así no dispongo de un mínimo de información personal que daros. En el fondo –como ya he expresado en múltiples ocasiones- importa poco cuando podemos disfrutar de imágenes como las que os acompaño.
Fascination
Esta mañana lluviosa he visto Fascination –en nuestro país tomó el título más descriptivo de El castillo de las vampiras- del realizador Jean Rollin. En esta película se trata el tema del vampirismo, algo que obsesionaba al director si atendemos a la larga lista de títulos que dedicó a ello. He leído algunas reseñas dedicadas a este hombre y hay quien le alaba destacando su amor por el expresionismo alemán y el surrealismo. De hecho, parece que Rollin era un incondicional de la obra de Buñuel. Sin embargo –sin restarle su mérito-, a mi sus películas me parecen una mezcla de típico producto de serie B de la Hammer y erotismo subido de tono. A mi modo de ver, obras equiparables en parte a lo que nuestro Tío Jess hacía en nuestro país. Y si nuestro Jesús Franco –centrándome en ese cierto paralelismo que advierto entre los dos- ha tenido en la figura de Lina Romay a su eterna musa y compañera, durante una época Rollin también tuvo en la figura de Brigitte Lahaie –renombrada actriz del cine pornográfico francés de la época que también protagoniza la película que ahora os comento- a su particular musa. No sé si Jean Rollin conocía o respetaba a Franco, pero lo que sí parece probado es que el Tío Jess le ha odiado desde que el francés incluyó imágenes suyas y varió el montaje de la coproducción franco-italiana Los sueños eróticos de Christina que el español dirigió en 1971.
Sin embargo dejemos eso, ahora es el momento de que os cuente mis impresiones de Fascinación. Comienza la cinta con la visita de unas señoritas y una dama a un matadero. Al parecer beben sangre de buey para curar la anemia. El médico que las acompaña avala su teoría haciéndoles ver el estado físico del matarife, un tipo rollizo. Por otro lado tenemos a unos ladronzuelos discutiendo. Al parecer le han robado unas monedas de oro a un recaudador y uno de ellos –el más elegante- pretende llevárselas a Londres para venderlas y poder repartir el dinero. Pero los demás no confían en él y quieren quedarse con las monedas. El primero logra zafarse del grupo y huir con el botín, pero la chica que utiliza como rehén consigue escaparse por lo que decide ocultarse por un tiempo. Así, para esconderse de sus perseguidores buscará refugio en un castillo en el que viven dos mujeres. Al poco descubrirá que –lejos de tenerlas retenidas-, son precisamente ellas las que podrán decidir sobre su vida o su muerte.
Sin embargo dejemos eso, ahora es el momento de que os cuente mis impresiones de Fascinación. Comienza la cinta con la visita de unas señoritas y una dama a un matadero. Al parecer beben sangre de buey para curar la anemia. El médico que las acompaña avala su teoría haciéndoles ver el estado físico del matarife, un tipo rollizo. Por otro lado tenemos a unos ladronzuelos discutiendo. Al parecer le han robado unas monedas de oro a un recaudador y uno de ellos –el más elegante- pretende llevárselas a Londres para venderlas y poder repartir el dinero. Pero los demás no confían en él y quieren quedarse con las monedas. El primero logra zafarse del grupo y huir con el botín, pero la chica que utiliza como rehén consigue escaparse por lo que decide ocultarse por un tiempo. Así, para esconderse de sus perseguidores buscará refugio en un castillo en el que viven dos mujeres. Al poco descubrirá que –lejos de tenerlas retenidas-, son precisamente ellas las que podrán decidir sobre su vida o su muerte.
Y bueno, ¿qué queréis que os diga piltrafillas? Diálogos poco elaborados, personajes planos, actuaciones de aficionados, efectos especiales de risa y un poco de erotismo. De sangre poca y de miedo, menos todavía. Si lo que queréis ver es una cinta de vampiras a las que se les ven las tetas, buscadla. Si pretendéis asistir a una obra interesante de un estudioso del expresionismo alemán, olvidadla y –aún diría más- apuntaos a un club de detractores de Jean Rollin. Director de culto en el país vecino, si me fío de esta cinta, lo que hacía este tipo no le llegaba ni a la suela del zapato a Jesús Franco. Es cierto, a veces el Tío Jess también creaba obras casposas e infumables, pero lo hacía con humor y de manera que incluso en ocasiones parecía reírse de si mismo. Voy a intentar darle al francés otra oportunidad porque lo de hoy ha sido una completa decepción. ¡Hala!, me voy a comer pollo al roquefort.
El foro
Bueno, este es otro de esos banner de autobombo y retroalimentació con los que os bombardeo continuamente. Aquí hago propaganda del Foro de la Comunidad de los Piltrafillas –últimamente un poco desangelado, todo hay que decirlo- y en el foro insisto para que los que allí participan se pasen por este blog. No tendría más historia si no fuese porque el diseño de este banner me ha hecho descubir la esampa del Buick Riviera. Me dispongo a buscar información alusiva, aviso.
Philip W. Steer
Y ahora le toca a Philip W. Steer, un pintor británico que –como muchos de sus compañeros de generación- se fijó en los maestros franceses a la hora de crear sus obras. Enamorado estilísticamente de Monet, es uno de los pocos impresionistas que ha dado la Gran Bretaña. Debo admitir que no tenía ni idea de su existencia, pero me ha llamado la atención este desnudo. El resto de trabajos que he conocido de él me parecen demasiado “influenciados” por el impresionismo francés al que tanto admiraba.
Bruce Davidson
El maestro de la fotografía que ahora os presento es Bruce Davidson, un tipo que a los diez años ya comenzó a tomar instantáneas deambulando con su cámara por Oak Park, una población de Illinois. A los 16 ganó el primer premio de una competición escolar a nivel nacional orgaizada por Kodak. Con veintidós años publicó su primer reportaje en Life magazine y más tarde –enrolado en el ejército y destinado en París- conoció al gran Cartier-Bresson. Tras el servicio militar, Bruce se convirtió en freelance. En su carrera ha conseguido el respeto de la profesión y un buen número de galardones. Sus obras constan en importantes museos y colecciones privadas de todo el país e incluso del extranjero.
Bill Wray
Comienzo el día con Bill Wray, un tipo que siendo adolescente comenzó a trabajar en el negocio de la animación. Típico hijo de militar en permanente tránsito de destino a destino –lo que se llama un Army brat- su formación fue una mezcla de estudios en escuelas de arte de California y Nueva York y desarrollo autodidacta de sus conocimientos. Bill llegó a tener una tira mensual en Mad y colaboró con Mike Mignola en las delirantes historias de la infancia de Hellboy. En la actualidad Bill reside en Sierra Madre y está centrado en la pintura.
viernes, 30 de enero de 2009
Agnolo Bronzino
Por último, en mi galería de clásicos de la pintura os presento este viernes a Agnolo Bronzino –nacido en Florencia, en los albores del siglo XVI- un preciosista autor exponente del manierismo que dedicó la mayor parte de su obra a los retratos, sobre todo a integrantes de la poderos familia Medici. La obra con Venus y Cupido de protagonistas que acompaño –quizás la más conocida de este pintor, al menos la única que yo hubiese reconocido- forma parte de la prestigiosa National Gallery londinense.
Geoffrey Ashley
Y casi para finalizar os presento a Geoffrey Ashley, un fotógrafo que dice que retratar a modelos desnudas no es todo lo que hace, pero que –en realidad- ha centrado su vida profesional en el erotismo. A mi me ha llamado poderosamente la atención la foto del televisor que os adjunto. La he encontrado muy inspirada e imaginativa ¿no pensáis lo mismo?
Wrestlemaniac
Queridos amiguitos, después de una semana tensa no hay nada mejor que evadirse con una buena ración de cine extremo y en eso –si hacemos caso de parte de la crítica europea especializada- Wrestlemaniac se lleva la palma. Así es piltrafillas, ¡más gore! Los habituales del blog ya me conocéis por lo que, ¿creéis que al leer una sinopsis como la que adjunto podía dejar pasar la oportunidad?
En un pueblo fantasma abandonado llamado Sangre de Dios VIVE ÉL. Cuando un grupo de inconscientes entra en sus dominios con la intención de rodar una película porno amateur, el más trastornado luchador mexicano que vio la Tierra, abandona su descanso para luchar de nuevo. En el baño de sangre que sigue, sólo sobrevivirá uno.Evidentemente, tenía que verla y –por supuesto- debía comentaros mi experiencia. ¿Y qué me ha parecido la película? Bueno, hay que decir que no es Ciudadano Kane y que –si le quitamos los títulos de crédito del principio y el final- dura apenas una hora. Por otra parte, los diálogos son infames y el argumento tiene poco de original. Sin embargo piltrafillas, ¿significa todo ello que es mala?
En un pueblo fantasma abandonado llamado Sangre de Dios VIVE ÉL. Cuando un grupo de inconscientes entra en sus dominios con la intención de rodar una película porno amateur, el más trastornado luchador mexicano que vio la Tierra, abandona su descanso para luchar de nuevo. En el baño de sangre que sigue, sólo sobrevivirá uno.Evidentemente, tenía que verla y –por supuesto- debía comentaros mi experiencia. ¿Y qué me ha parecido la película? Bueno, hay que decir que no es Ciudadano Kane y que –si le quitamos los títulos de crédito del principio y el final- dura apenas una hora. Por otra parte, los diálogos son infames y el argumento tiene poco de original. Sin embargo piltrafillas, ¿significa todo ello que es mala?
Pues no piltrafillas, significa que es ¡mala de cojones! Lo mejor que se puede hacer con ella es tomársela como una jodida parodia y disfrutarla con mucho humor y una total ausencia de pretensiones. Los actores son malos hasta la exasperación y de las tres pretendidas bellezas que aparecen, sólo una ha llamado mi atención desde el punto de vista libidinoso. Así que –a no ser que estéis preparando una tarde de borrachera ante el televisor con los amigotes bebiendo cerveza y comiendo nachos picantes con queso- mejor que escojáis otra cinta para pasar el rato.
Por cierto, a los seguidores de esa mezcla de teatro, lucha libre y espectáculo circense que es el wrestling les gustará saber que el protagonista de esta película no es otro que Rey Misterio. A los que no sepáis de quien os hablo no vale la pena ni que os lo intente explicar.
Jonathan Miller
Amiguitos, de este fotógrafo no os puedo decir nada. Se llama Jonathan Miller y tiene representantes en Hong Kong, Munich, Barcelona, Londres y Nueva York por lo que –evidentemente- no es ningún mindundi. Sin embargo, no he sido capaz de encontrar más información. Por lo que sé, ha trabajado para Massimo Dutti, Revlon, Caramelo o Burberry’s entre otras firmas y realiza reportajes de lencería y ropa de baño.