Por cierto, que de la autora de esta obra no sé absolutamente nada –si exceptuamos su nombre, Judy Dater-, pero el interés que tengo por ella, y la razón por la que la incluyo en esta galería, es porque la protagonista de la izquierda de la fotografía que os muestro, esa ancianita venerable con una cámara al cuello, es precisamente Imogen Cunningham en 1974.
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