miércoles, 26 de abril de 2017

Viaje a Japón, día 7: Kinkakuji, Ryôanji y Tôji

 
 
 
 
 
 

Se inicia un nuevo y soleado día indicado para el paseo por los rincones de Kyôto. Después del desayuno, cogemos el autobús 205 que nos lleva hasta el Kinkakuji, o Pabellón Dorado, por el que caminamos un buen rato admirando su belleza. 

 
 
 
 
 
 
 
 

Desde ahí, damos un corto paseo de unos veinte minutos hasta el templo zen Ryôanji, que alberga el mundialmente conocido jardín de rocas. Con quince piedras dispuestas en varios grupos sobre un rectángulo de grava, nadie sabe a ciencia cierta lo que representa –algunas universidades han realizado estudios, incluso con ordenadores– pero todo indica a que la disposición no es para nada aleatoria y está diseñada para incidir en el subconsciente buscando la relajación del observador, algo difícil de conseguir a no ser que se madrugue. 

 
 
 

La siguiente visita ha sido al no muy lejano templo budista Ninna-ji, que no hemos visitado porque no teníamos ganas de pagar 1500 yenes por ver un jardín de cerezos, árbol que en estas fechas se encuentra florido por todo Japón. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Este extraño edificio de estilo europeo con un torreón que parece imitar una iglesia de Florencia, por ejemplo, no sé lo que pudo ser en su origen pero en la actualidad es un restaurante chino de los caros.

 
 
 
 
 
 
 
 

Justo en la puerta hemos cogido el autobús 59 que nos ha acercado a la bulliciosa zona del centro de Kyôto por Kawaramachi-dori con sus centros comerciales, en la que hemos paseado por las típicas galerías cubiertas japonesas de Shinkyogoku y Teramachi antes de ir a Pontocho y buscar algo para comer por la zona a orillas del canal de Kiya-machi

 
 
  
El Coronel Sanders está en Kujo-dori.

 
 
 
 
 
 
 A destacar los protectores de los reposacabezas, imitando la cara de Hello Kitty.

 
 Por unos 10 euros, una gamba rebozada, cerdo a la brasa, hamburguesa con cebollino, unas patatitas, ensalada, sopa miso y tanto arroz blanco como uno quiera. La jarra de cerveza aparte.

Tras un descanso en el hotel, paseamos por Kujo-dori hasta el templo budista Tôji, con su pagoda de cinco pisos –la estructura de madera más alta de Japón– que es uno de los símbolos de Kyôto más queridos y respetados por sus habitantes. Por supuesto, al atardecer ya estaba cerrado el recinto por lo que nos hemos limitado a disfrutar de las vistas y nos ha servido como excusa para pasear por la parte sur de la ciudad, poco conocida, antes de cenar y retirarnos a descansar.

Día 6
Día 8 

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