miércoles, 30 de septiembre de 2015

Follow the King


Lee Madgwick


Le toca hoy al británico Lee Madgwick, un pintor bastante indefinible que retrata coloridos paisajes de entornos rurales o sometidos por la vegetación en los que encontramos vestigios oxidados de la civilización humana.

Motörhead – Inferno Special edition 30th anniversary (2005)


Amigos, en este año en el que se cumplen 40 años del nacimiento de la banda y cuando el incombustible y otrora cuasi inmortal Lemmy Kilmister parece irremisiblemente tocado por serios problemas de salud de corte terrenal, os quiero hablar de Inferno, el decimoséptimo álbum de Motörhead que los británicos lanzaron en 2004, aunque en realidad el cedé que os traigo es la edición del año siguiente conmemorando los 30 años del grupo sobre los escenarios. 


A estas alturas poco hay que descubrir de esta gran y carismática banda que a lo largo de su historia nos ha regalado verdaderos himnos, pero después de cuatro décadas y siendo dueños de un sonido muy personal basado en la voz de Lemmy, su bajo machacón, una batería incansable y las sucias guitarras de Campbell, uno ya está un poco cansado de escuchar casi siempre lo mismo y de encontrar poca variación en los lanzamientos de los últimos años. Pero, ¡hey es Lemmy!... o al menos lo era, porque por desgracia, ese mito viviente al que creíamos poco menos que un semidiós no goza actualmente de buena salud. Sea como sea, hace diez años escuché algunos temas de este cedé y no pude hacer otra cosa que comprármelo. Sí amigos, porque sin haber perdido su sonido característico, en este trabajo Motörhead sonaban frescos y potentes, comenzando por trallazos como el que inicia el álbum y –sobre todo- ese destroza nucas titulado In the name of tragedy. Phil tocaba de miedo, Mikkey parecía sobrehumano y Lemmy cantaba mejor que nunca. Inspirados y renovados –aquí tuvo mucho que ver Cameron Webb–, este Inferno es una de las mejores –si no la mejor– obras de los Motörhead de principios del siglo XXI. 

Con portada original de Joe Petagno y grabado en los NRG recording studios para Steamhammer, junto a Lemmy al bajo y voces, Phil Campbell a las guitarras y Mikkey Dee a la batería encontramos nada más y nada menos que al gran Steve Vai en un par de temas. 


El track list de esta edición de 2005 fue: 

Terminal show 
Killers 
In the name of tragedy 
Suicide 
Life’s a bitch 
Down on me 
In the black 
Fight 
In the year of the wolf 
Keys to the kingdom 
Smiling like a killer 
Whorehouse blues 


El DVD extra contenía: 

Motörhead 30th anniversary show at Hammersmith Apollo 
The guts and the glory, the Motörhead story 
Whorehouse blues video clip and making of 
About Joe Petagno 


Terminal show es una apisonadora, un trallazo que te hace pensar que si ese va a ser el nivel del álbum, has invertido bien el dinero. Las guitarras estupendas a cargo de Steve Vai. Con Killers nos encontramos ante un tema sin mácula, típicamente Motörhead. In the name of tragedy es mi canción favorita, un tema monolítico y machacón que obliga a hacer headbanging y tiene un buen solo de Campbell. Suicide es Motörhead clásico con el sonido puesto al día donde la banda se vuelve a lucir y Webb demuestra que fue un acierto confiar en él para dar forma al álbum. Life’s a bitch es un rock and roll marca de la casa, no se puede decir más, y la caña vuelve a subir de nivel con Down on me en donde Mikkey Dee continúa demostrando que es un monstruo, Lemmy toca de maravilla y canta como nunca y Campbell –con la colaboración de Vai en un solo- lleva el peso del tema con su guitarra. 


In the black es otro tema inspirado –mi segundo preferido– en el que es imposible permanecer quieto. Fight sigue la misma dinámica, igual de enérgico y una nueva demostración de fuerza y frescura por parte del trío. In the year of the wolf no es una mala canción, todo lo contrario, pero quizás porque uno comienza a advertir esquemas ya vistos en alguna de las canciones precedentes –o porque la energía que destila Inferno hasta el momento exige mayor dedicación por parte del oyente de la habitual en un disco de Motörhead– me parece poco destacable. Keys to the kingdom viene a arreglarlo convirtiéndose en otra de mis favoritas que, sin ser especialmente rompedora desde un punto de vista estilistico, resulta una canción redonda, perfectamente ejecutada con arreglos aquí y allá que la hacen muy atractiva y le dan un aire “especial”. Smiling like a killer es otro típico hard rock Motörhead style, rápido y conciso que no llega a tres minutos de duración y que precede a la sorpresa del disco, un frenazo en seco después de tanta adrenalina, la acústica Whorehouse blues, una canción de esas en las que Lemmy con su personalisima voz se siente más que cómodo, un blues rock clásico con armónica y un trabajo estupendo de Campbell que pone la guinda a un fabuloso álbum, de los mejores del grupo repito. 



Y ya que estamos, aprovecho para enlazaros a mi reseña sobre la interesante Lemmy de hace unos añitos. 

¡Feliz fin de semana! 
©King Piltrafilla 

Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com

martes, 29 de septiembre de 2015

Bruno Maric


Hoy dedico mi entrada al norteamericano Bruno Maric, un fotógrafo de Los Angeles dedicado al retrato, colaborador de publicaciones como Parallel Magazine o Smug y fundador de Portraits of Girls.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Noriko Yabu


Doy comienzo a la semana con la joven fotógrafa nipona Noriko Yabu. Natural de Kagawa, estudió Literatura en la Waseda Daigaku y Expresión Artística en la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokyo. Es autora de unos autorretratos entre oníricos y abstractos en los que la naturaleza o el agua comparten el protagonismo con su propia persona.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Megan Ellen MacDonald


Es hora de presentaros a Megan Ellen MacDonald, una pintora canadiense que en sus coloridos óleos nos ofrece una aproximación artística de objetos o imágenes de lo más kitsch.

Wild card


Y con Jason Statham también de protagonista, mi segunda reseña del día va para Wild card, un remake de la película Heat que en los años 80 protagonizó Burt Reynolds basada en la novela de William Goldman, a su vez guionista en ambas adaptaciones cinematográficas. Pese a algunos cambios –en esta, Nick Wild es de origen británico y su sueño es ir a Córcega en lugar de a Venecia– la historia que nos cuenta en imágenes el realizador Simon West es la misma que en su día nos contaron Dick Richards y Jerry Jameson, la de un guardaespaldas de Las Vegas con tendencia al alcoholismo y la ludopatía que arriesgará su vida cuando el hijo de un mafioso deje malherida a una amiga suya. 


Amiguitos, a Statham –quien, por cierto, también es cosecha del 67– le conocí por primera vez en Revolver y ya me encantó. Gracias a Guy Ritchie y Luc Besson, se estaba haciendo un nombre en el cine de acción y finalmente –nada que objetar– se ha encasillado en papeles de corte similar. Además, le vea en el papel que le vea, siempre me parece el mismo personaje. ¿Significa eso que es un mal actor?, pues si buen actor es el que tiene numerosos registros interpretativos, Jason ni se acerca. Ahora bien, si el buen actor es aquel que hace creíbles los personajes que interpreta, entonces Statham no lo hace tan mal. Así pues, desde ese punto de vista no podemos decir que esta Wild card sea una mala película. Ahora bien, tampoco es para tirar cohetes. Se trata de un capricho de Jason que se hizo con sus derechos y se pasó años buscando convencer a un director para llevar de nuevo la historia a la pantalla. Con el propio William Goldman involucrado, al final fue Simon West –realizador de la segunda entrega de Los mercenarios– el que se hizo cargo. No hay demasiada acción a lo grande, con explosiones o persecuciones, pero de tanto en tanto Wild card nos regala unas escenas de lucha cuerpo a cuerpo perfectamente coreografiadas, tan violentas como inverosímiles. Entre pelea y pelea, una historia que suena a ya vista, sin demasiada complejidad y fotografiada con gusto. En resumen, un entretenimiento palomitero sabatino aceptable y poco más. ¿Lo mejor? la escena en los sótanos del Golden Nugget con Stanley Tucci como el inquietante Baby.