lunes, 31 de diciembre de 2012

3, 2, 1...


Amiguitos, disfrutad de esta última noche... y no os atragantéis con las uvas.

Eric Chakeen


Y el (dudoso) honor de ser el último artista del año en aparecer en este blog va a llevárselo el californiano Eric Chakeen, un fotógrafo nacido en Del Mar –ciudad costera del condado de San Diego- que en la actualidad reside y trabaja en Nueva York.

Simon Fowler


No hace mucho, comentando el Sign of the Hammer de los norteamericanos Manowar, ya os dije que no tardaría en presentaros la obra del autor de la fotografía de la portada de dicho álbum. Así pues, qué mejor dia que el de hoy para hablaros del británico Simon Fowler, un londinense que lleva desde los años 80 colaborando en el diseño de portadas y retratando a músicos de pop, rock, heavy, techno, dance... un buen número de artistas que han pasado ante la cámara de este tipo. Es justo que desde este espacio le reconozca su trabajo.

2013 acaba en 13


No sé si los putos Mayas o Nostradamus habían predicho algo sobre el particular o todo ha sido una enorme campaña publicitaria encaminada a vender desodorantes, pero me es del todo indiferente. Quiero decir, que el mundo no se ha acabado, pero eso no quita que la cosa no esté mu malamente. Y para muestra, un botón. Como regalo de fin de año, en mi empresa han dimitido el secretario y el presidente. Así, por un quítame allá esas pajas, a lo bravucón -¿qué no dimito?... ¿qué no? ¡ahí sus quedáis!-, con un par, en los tiempos que corren ¿eh?... pues que os den. Y mientras, nosotros –la tropa de base-, a ver los misiles pasar. De momento, la junta restante ha capeado –al menos inicialmente- el temporal ocupando sus puestos y nombrando a dos sucesores para las plazas vacantes. Pero visto el ambiente que reina en el seno del grupo directivo, mucho me temo que las dimisiones no han terminado. Hala, feliz año nuevo para todos, ¿no te jode?. Hace tres años iniciaron un plan estratégico que inauguraron con el despido de varios compañeros y la contratación –en medio de un ambiente enrarecido por el miedo, la desconfianza y el estrés que todo cambio brusco conlleva- de un director general al que no han dejado hacer su trabajo en libertad. En estos momentos, el citado plan está lejos de conseguirse, la cúpula está peleada, los que no huyen se amotinan y los que vienen comienzan el mandato dando muestras de poco tacto. Zozobramos Sancho. Al final esos cabrones se cargarán la empresa, se irán a sus casas con sus pensiones más que dignas y sus vidas paralelas... y los de abajo –los currantes, sufridos apagafuegos de guerras intestinas en los entresijos del poder- nos iremos a la mierda. Gestión nefasta la de esos negados que ni se soportan entre ellos. En el escalafón estarán sobre nosotros, sí, pero como profesionales dejan mucho que desear.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Ciuret


Tras el cine, pongo fin a la semana con la segunda parte de la serie Ciuret, una selección de fotografías tomadas durante la celebración de las Navidades junto a la familia en las silenciosas y solitarias montañas de la Catalunya profunda.

Flight


Y la última película que pasará este 2012 por el blog es un estreno que aún no ha llegado a nuestras pantallas, Flight, la nueva de Denzel Washington dirigida por el mítico productor y realizador Robert Zemeckis. La cinta comienza con Denzel despertando –tras una noche de sexo, alcohol y cocaína- en un hotel del aeropuerto de Orlando, su exmujer le llama para pedirle dinero y nosotros vemos a contraluz el cuerpo desnudo de la mujer con la que ha pasado la noche de un lado a otro de la habitación, mientras echa la primera meada del día, se pone las braguitas o se enciende un cigarrillo. Lo siento amiguitos, pero he tenido que rebobinar para escuchar la conversación de Denzel por teléfono porque no me había enterado de nada al tener mis ojos y mi única neurona focalizada en el culo de Nadine Velazquez. Sin embargo, tampoco es que la clave de la cinta esté en esa escena. El argumento de Flight se centra en como el capitán Whilliam Whitaker es considerado un héroe tras realizar un aterrizaje de emergencia con el que logra salvar la vida de casi todos los pasajeros de su areonave y en la posterior investigación, que deja en evidencia que son precisamente las adicciones de Whitaker las que quizás causaron las maniobras erróneas que por poco acaban con la vida de todos los integrantes del avión. Paralelamente conoceremos a Nicole, una guapa fotógrafa drogadicta que intenta sin éxito dejar la heroína y a la que una sobredosis llevará al mismo hospital en el que Whitaker se recupera de sus heridas. 


Amiguitos, en la primera media hora ya nos hemos dado cuenta de que Flight es mucho más que una película de accidentes de aviación y de que, cuando tenemos algo de nervios al volar, demostramos ser bastante tontos: en realidad tendríamos que estar aterrados. En fin, que no quiero contaros demasiado de la historia para que la disfrutéis (o no) sin conocer demasiado de ella. Manejo de la cámara enérgico y ágil, buena fotografía de Don Burgess, el gran Denzel que no defrauda –para las que os sintáis atraídas por este, sabed que se le ve el culo- y una banda sonora acertada. A destacar la breve pero muy intensa aparición de James Badge Dale. En resumen, más de dos horas y cuarto de distracción de calidad aceptable... con excepción de esa idea del plan divino que planea sobre la historia y un desenlace que no ha sido de mi agrado. Aún así, recomendadísima cinta, piltrafillas. Estad atentos a su estreno en nuestro país y corred a verla para poder juzgarla luego. Eso sí, cuando cojáis un avión a partir de ahora y oigáis eso de “el comandante Velasco les da la bienvenida al vuelo”, pensad si realmente es ese el nombre del piloto y si se ha tomado varios carajillos antes de subir al aparato porque vuestras vidas dependen de ello.

The alley tramp


La primera de las últimas reseñas cinematográficas del año se la dedico a The alley tramp, una pequeña joya –por lo friki- del mítico Herschell Gordon Lewis. La cinta –en blanco y negro, aunque por esa época H.G. ya había rodado numerosos títulos en color- se inicia con Marie, una adolescente que está en su casa bailando y comiéndose una manzana cuando aparece una amiga que le cuenta que esa noche hay una fiesta con motoristas. La interpretación es de grupo teatral de barrio... y de los malos, las chicas gritan como si estuviesen actuando para un geriátrico de sordos y en un momento incluso, la protagonista mira a la cámara. Entonces aparece un tal Philip –al parecer es un primo lejano de Marie-, la amiga desaparece y Marie se le insinúa. Porque, amiguitos, de eso va The alley tramp, de la relación entre la calentorra Marie y el panoli Philip y del sexo en general. Los jóvenes se lo montan en casa, en el parque, en moteles... y los padres de ella, además de hacerlo juntos –de hecho, Marie les observa en una ocasión- se lo hacen cada uno por su lado, él con la secretaria y ella con un chulo que encuentra en un bar, un tipejo al que la misma Marie acaba llevándose a su cama. 


En fin amiguitos, con esta The alley tramp nos encontramos ante una muestra de sexploitation barata a cargo del mencionado Lewis y protagonizada por Julia Ames –que en los créditos aparecen como Armand Parys y Anette Courset respectivamente- que fue rodada en 1968, el mismo año que She-devils on wheels, otra de las varias películas del realizador de las que ya os he dado cuenta en este blog y que era bastante superior a la que hoy os comento. Diseño de producción penoso, guión pueril, cuerpos desnudos, relaciones sexuales insinuadas y sobreactuadas... es decir, una cinta sólo recomendada para megafrikis y erotómanos poco exigentes, piltrafillas like you and me.