lunes, 31 de mayo de 2010

Alessio Bogani







Muy interesante el trabajo de este italiano llamado Alessio Bogani. Nacido en Modena diez años después que este que escribe y estudiante de Bellas Artes en Venecia, su labor artística abarca varios campos aunque a mi el que más me ha impresionado ha sido el de la pintura.

Hoy, Día mundial sin tabaco

George Allen “Slim” Aarons










Estas son una pequeña muestra de las preciosas instantáneas que en el pasado tenía el buen gusto de tomar un fotógrafo neoyorquino llamado George Allen “Slim” Aarons, especialista en retratar celebridades y miembros de la jet-set en localizaciones cargadas de glamour. Nacido en 1916, tras pasar por la academia militar y trabajar como reportero de guerra, Aarons se estableció en California en donde entró en contacto con el mundo de las estrellas de Hollywood y se dedicó –como él mismo decía- a fotografiar a gente atractiva en bellos lugares haciendo cosas bonitas.

Be a follower

domingo, 30 de mayo de 2010

Zhang Yonghua







Por último acabo día y semana con Zhang Yonghua, pintor chino del que desconozco la edad que tiene y su currículum, pero me ha llamado mucho la atención –por la expresión y luminosidad de las caras que retrata- su obra Chicos del Noroeste, que es la que os adjunto en primer lugar para ilustrar esta entrada. Feliz regreso al trabajo piltrafillas.

Txema Yeste






Y después de las peliculillas, la obra de Txema Yeste, fotógrafo español autor de unas imágenes muy llamativas que ha trabajado en publicidad para firmas como Frigo, San Miguel, Nike, Lois o BMW y que además cultiva una faceta muy personal de la que ha realizado algunas exposiciones.

Kamikaze girls










Piltrafillas, para el final me he dejado a una de las películas más raras que he visto últimamente, una cinta friki como pocas pero en mi opinión muy interesante que lleva por título Kamikaze girls y nos llega desde mi añorado Japón. La película, que está protagonizada por Kyoko Fukada como personaje principal y narradora de toda la historia se inicia con el atropello de Momoko que servirá de introducción a toda una clase magistral sobre el estilo rococó a partir de la que conoceremos más datos sobre la chica –una joven Lolita- y su existencia mediocre aunque en búsqueda constante de la belleza en una población llamada Shimotsuma, localidad anodina en la que todos sus habitantes compran la ropa en el supermercado de las afueras excepto Momoko, quien coge el tren para comprar sus vestidos de Lolita en una tienda especializada de Tokyo. Un día se pesenta en su casa Ichiko, una integrante de una tribu de delincuentes –claro que sólo a los japoneses se les ocurriría que una motorista punk conduzca una scooter rosa- que busca una chaqueta Versace barata. Hay que decir que Momoko es hija de un matón de poca monta, pusilánime, depresivo y perfecto loser que se dedica a vender ropa y complementos falsificados con la marca Versach. Pues bien, la tal Ichiko está tan agradecida por haber encontrado una chaqueta de su gusto –y una chica con una personalidad tan fuerte- que comienza una relación de profunda amistad con la dulce Momoko.




Así nos enteramos de que la inadaptada Ichiko fue en el pasado una débil y tímida estudiante que tocaba el piano y era el blanco de las burlas de sus compañeros de colegio. Una noche fue sorprendida por una banda de moteras llorando en plena calle y tomó la decisión de ser una de ellas. En el fondo vemos como ambas chicas son unas solitarias sin amigos, un poco desubicadas en un mundo en el que cada una a su manera prueba de encajar sin perder su propia identidad. Es en ese aspecto en el que Kamikaze girls trata de la amistad y la soledad, también de la lealtad y de mantenerse fiel a los principios de uno mismo. Amiguitos, en Amazon.com puede leerse sobre esta película que es Kooky, kinetic, and colorful, 2004's Kamikaze Girls is a delight, and one that could only have come from Japan y yo no puedo estar más de acuerdo. La película está rodada a ratos como si el realizador se hubiese inyectado cafeína directamente en vena, otras veces se ralentiza y en todo momento es kitsch y empalagosa –tiene incluso varios pasajes en dibujos animados-, estando llena de escenas y diálogos cómicamente absurdos -sobre todo al principio cuando la cinta aún no ha intentado alcanzar la profundidad de contenido que conforme avanza el metraje pretende comunicar al espectador- pero cargada de imágenes de fuerte impacto estético, tan llamativa en su conjunto que debo recomendárosla por fuerza. Así es piltrafillas, ni gintonics ni palomitas, pillaos una bolsa de ositos de goma o nubes y bebeos varios vasos de refresco de naranja, sólo así entraréis en el estado mental perfecto para disfrutar como corresponde una historia tan... cómo decirlo, kawaii.

Expediente 39





Piltrafillas la segunda película de la sesión ha sido Expediente 39, una cinta de lo que sólo había leído una escueta sinopsis y una crítica aún más breve que la calificaba simplemente como distraída. Os puedo confirmar que al menos eso era cierto, lo que ya es mucho. Lo que nos cuenta este thriller protagonizado por la texana Renee Zellweger es la historia de una asistente social saturada de trabajo que no imagina el cambio drástico y violento que dará su vida cuando se haga cargo de su próximo caso, el dossier número 39 del título, en el que deberá investigar una denuncia que indica que una niña llamada Lilith muestra síntomas de desatención. A tal efecto, Emily visita al matrimonio Sullivan y se encuentra con que son una pareja de frikis de lo más extraño. Tras la visita –de la que no ha podido obtener prueba alguna que sustente la denuncia- Emiliy está convencida de que si hay algo claro es que esa familia no es precisamente un modelo de convivencia y que esa niña no es feliz, algo le pasa.




Sin embargo, sin señales de maltrato físico, la autoridad de servicios sociales no puede hacer nada por lo que Emily abandona el hogar de la niña. Aún así, convencida de que en esa casa ocurre algo raro, se involucra de tal manera en el caso que se lo toma como algo personal y le pide a Lilith que si siente miedo la llame inmediatamente. Una noche, Emily recibe una llamada de la pequeña pidiendo ayuda y se presenta en casa de los Sullivan. Cuando ella –y los espectadores- se encuentra con que el matrimonio esta intentando asesinar a la niña metiéndola en el horno, queda patente que algo diabólico está pasando allí. Pero amiguitos, a veces las apariencias son engañosas. Una pista: la niña es una cabrona de cojones. Lo dicho piltrafillas, bastante distraída, aunque demasiado oscura en su fotografía y con algunos giros argumentales que no se sustentan. Recomendada para los amantes de las historias de niños poco angelicales.

Forget me not






La sesión cinematográfica del fin de semana –toda una tradición del blog que sin embargo cosecha casi nulos comentarios por parte de sus lectores y seguidores- comienza con Forget me not, una película de esas de asesinatos violentos entre adolescentes en una pequeña poblacion americana. Piltrafillas, la verdad es que he leído tanto críticas que la tildan benévolamente de fresca y bastante decente, como otras –se ha llegado a escribir que algunas escenas son un insulto a la inteligencia- que la dejan a la altura del betún. Así pues, como buen comentarista cinematográfico –por muy amateur y patillero que sea- he decidido verla y opinar por mi mismo.




La historia de Forget me not se desarrolla en el ámbito de un grupo de jóvenes de clase media en una localidad típica norteamericana, la típica white trash, chicos y chicas de instituto en su año previo de pasar a la universidad. En una fiesta de fin de curso en la que sólo hay un objetivo –dos a lo sumo-, que no son otros que emborracharse y tener sexo, entre sorbo y sorbo de todo tipo de bebidas alcohólicas, un grupo explica su primer beso o la primera relación que vivió en el instituto. Así, cuando Sandy rememora una noche en el cementerio en el que el grupo se dedicaba a algo a lo que se refieren excitados y contentos como el juego, todos deciden regresar allí y repetir la experiencia, una experiencia que consiste en convocar a un fantasma y perseguirse entre las lápidas besándose y dándose sustos haciendo ver que el último que quede será el fantasma, aquel al que ninguno de sus amigos ha logrado capturar. Una chorrada típica de adolescentes, vamos. Sin embargo Sandy se encuentra con una chica que desaparece en la oscuridad saltando por un precipicio. Ahí ya vemos que quizás el juego no es algo tan inocente, ya que cuando la policía aparece en escena no son capaces de encontrar cuerpo alguno. Cuando unos días después Hannah, Eli, Sandy, TJ, Chad y el resto de amigos deciden ir juntos a pasar un día de playa, uno a uno van falleciendo atacados por el espíritu de una chica –el maquillaje es patético- que parece tener relación con el pasado de Sandy. Evidentemente, la cinta no es nada digno de ensalzar pero lo cierto es que creo que tampoco es mucho más impresentable que muchas de las películas sobre asesinatos de adolescentes que corren por ahí. En fin amiguitos, un –no se si decir divertimento es excesivo- producto palomitero de calidad media/baja para pasar el rato tirado en el sofá de casa una tarde nubosa, con el cerebro abotargado sin nada mejor que hacer. Distraída sin más.